sábado, 30 de marzo de 2013

RUBI





Contiene en si misma el impulso creativo, la fuerza generadora y la capacidad constructora. Es una piedra mágica que incide en el ser humano, abriendo su mente para que tome decisiones y emprenda la acción de llevar a cabo aquello que se asienta en el pensamiento.
La fuerza de su luz es capaz de abrir puertas y de concretar lo que se mantenía como una simple intención, como una idea.

Otorga decisión, impulso, actividad, energía y nos ayuda tanto a manipular la materia que nos rodea, como a modelar las líneas de nuestro destino, ya que es una piedra activa de carácter vital.

El rubí es una piedra de fuego emparentada con las divinidades creadoras.
Los reyes se ponían estas piedras en la corona para irradiar su jerarquía y su majestad, y en la india se incrustaban un rubi en el tercer ojo para abrir la visión de la conciencia.
El rubí es una piedra de sangre, piedra del corazón que activa los principios vitales en todas las cosas y seres que toca.

No es bueno intentar poseer a las piedras, sobre todo a las piedras de poder, porque ellas nos trascenderán tarde o temprano. El rubí  como cualquier otra piedra, vivirá mucho mas que nosotros y nunca pertenecerá del todo a nadie.
Cuando creemos que poseemos un objeto, en realidad es el objeto quien nos posee, eso es lo que nos enseña y nos dice el rubí con su carácter mágico.

El rubí es una piedra relacionada con los centros energéticos de la coronilla, el tercer ojo y la base de la columna o cóccix, así como el bajo vientre o pubis.
Su principal zona de influencia orgánica es la cabeza, pero actúa sobre todo el sistema sanguíneo y muscular, por lo que puede colocarse en la yugular, la femoral y las venas que corren por las muñecas.
Hay que evitar que se pose sobre el plexo solar o la boca del estomago
Como anillo, su posición ideal es el índice, también se puede colocar en los dedos pulgar y corazón, pero no se recomienda llevarlo en el anular porque crea conflictos entre el deseo y la posesión, ni en el meñique, porque distorsiona la generosidad y la comunicación.
Todas las piedras rojas le sirven de apoyo, desde el ópalo hasta el granate, pero el imán y la hematites le son de valiosa ayuda contra accidentes y hemorragias.

La esmeralda y el jade equilibran sus fuerzas, mas no se lleva bien con las piedras azules porque frena su impulso, ni con las piedras lilas porque impiden que tenga un plano objetivo.

El rubí estimula y tonifica el organismo entero, al tiempo que estabiliza los nervios y potencia los músculos y el sistema sanguíneo en general.
Protege de cortes y quemaduras. Evita y corta hemorragias internas y externas.
Estimula las glándulas sexuales, dando mayor potencia y fertilidad.
También evita infecciones e inflamaciones y le da al organismo una mayor fuerza de protección.

Fortalece el aura y la hace mas incisiva, protegiendo el organismo contra enfermedades y dándole al animo mayor energía de movimiento y fuerza de expresión.

El rubí sirve principalmente para abrir la mente y el entendimiento, y para proyectar con fuerza el pensamiento a través del tercer ojo.
El rubí potencia la visión, la clarividencia, la adivinación y la magia. Incrementa la capacidad de contacto y la fuerza para conseguir lo que se desea.
Establece un halo protector, una especie de agudo escudo áureo que nos protege de males y de ataques psíquicos o mágicos.
Por supuesto debe utilizarse con mesura y sentido común, porque también altera el carácter haciéndolo mas guerrero e incisivo, colérico e irritable, impaciente e impositivo.

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