Contiene en si misma el impulso creativo, la fuerza generadora
y la capacidad constructora. Es una piedra mágica que incide en el ser humano,
abriendo su mente para que tome decisiones y emprenda la acción de llevar a
cabo aquello que se asienta en el pensamiento.
La fuerza de su luz es capaz de abrir puertas y de concretar
lo que se mantenía como una simple intención, como una idea.
Otorga decisión, impulso, actividad, energía y nos ayuda tanto
a manipular la materia que nos rodea, como a modelar las líneas de nuestro
destino, ya que es una piedra activa de carácter vital.
El rubí es una piedra de fuego emparentada con las
divinidades creadoras.
Los reyes se ponían estas piedras en la corona para irradiar
su jerarquía y su majestad, y en la india se incrustaban un rubi en el tercer
ojo para abrir la visión de la conciencia.
El rubí es una piedra de sangre, piedra del corazón que
activa los principios vitales en todas las cosas y seres que toca.
No es bueno intentar poseer a las piedras, sobre todo a las
piedras de poder, porque ellas nos trascenderán tarde o temprano. El rubí como
cualquier otra piedra, vivirá mucho mas que nosotros y nunca pertenecerá del
todo a nadie.
Cuando creemos que poseemos un objeto, en realidad es el
objeto quien nos posee, eso es lo que nos enseña y nos dice el rubí con su carácter
mágico.
El rubí es una piedra relacionada con los centros energéticos
de la coronilla, el tercer ojo y la base de la columna o cóccix, así como el
bajo vientre o pubis.
Su principal zona de influencia orgánica es la cabeza, pero actúa sobre todo el sistema sanguíneo y muscular, por lo que puede colocarse en
la yugular, la femoral y las venas que corren por las muñecas.
Hay que evitar que se pose sobre el plexo solar o la boca
del estomago
Como anillo, su posición ideal es el índice, también se
puede colocar en los dedos pulgar y corazón, pero no se recomienda llevarlo en
el anular porque crea conflictos entre el deseo y la posesión, ni en el
meñique, porque distorsiona la generosidad y la comunicación.
Todas las piedras rojas le sirven de apoyo, desde el ópalo hasta el granate, pero el imán y la hematites le son de valiosa ayuda contra
accidentes y hemorragias.
La esmeralda y el jade equilibran sus fuerzas, mas no se lleva bien con las piedras azules porque frena su
impulso, ni con las piedras lilas porque impiden que tenga un plano objetivo.
El rubí estimula y tonifica el organismo entero, al tiempo
que estabiliza los nervios y potencia los músculos y el sistema sanguíneo en
general.
Protege de cortes y quemaduras. Evita y corta hemorragias
internas y externas.
Estimula las glándulas sexuales, dando mayor potencia y
fertilidad.
También evita infecciones e inflamaciones y le da al
organismo una mayor fuerza de protección.
Fortalece el aura y la hace mas incisiva, protegiendo el
organismo contra enfermedades y dándole al animo mayor energía de movimiento y
fuerza de expresión.
El rubí sirve principalmente para abrir la mente y el
entendimiento, y para proyectar con fuerza el pensamiento a través del tercer
ojo.
El rubí potencia la visión, la clarividencia, la adivinación
y la magia. Incrementa la capacidad de contacto y la fuerza para conseguir lo
que se desea.
Establece un halo protector, una especie de agudo escudo áureo que nos protege de males y de ataques psíquicos o mágicos.
Por supuesto debe utilizarse con mesura y sentido común,
porque también altera el carácter haciéndolo mas guerrero e incisivo, colérico e
irritable, impaciente e impositivo.
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